La
intimidación escolar puede arruinar mas que un día en la escuela.
A
algunos jóvenes las constantes burlas o golpes que sufren a manos de compañeros
pueden causarles depresión, distanciamiento y lesiones corporales. En casos
extremos algunos jóvenes contemplan y otros llegan a suicidarse.
Hoy
en día, en la era del Internet, la intimidación (bullying) ha tomado una nueva
dimensión. Ahora el acoso se lleva a cabo en salas de charlas (chat),
por mensajes de texto y las redes sociales.
Pero
aunque la intimidación escolar llegue a nuevos niveles hay cosas que los
padres pueden hacer si sus hijos son el blanco de estos ataques, ya sea en
persona o desde un dispositivo electrónico.
¿Cómo
detectar la intimidación?
No todos los niños o jóvenes comunican a sus padres o maestros que son víctimas de
intimidación o acoso en la escuela. Por eso es importante que los adultos sepan
detectar algunas señales claves en el comportamiento de sus hijos, como:
·
Evitar
ir a la escuela, subirse al autobús o caminar desde o hacia la escuela
·
Mostrar
señales de depresión, ansiedad o autoestima baja
·
Regresar
de la escuela con moretones, rasguños, o libros o prendas rotos
El
hecho de que los jóvenes demuestren algunos de estos comportamientos no
significa que son necesariamente víctimas de la intimidación. Sin embargo, abordar
el tema con los hijos o con sus maestros puede detectar este problema.
QUÉ
HACER (Y NO HACER) CUANDO TU HIJO ES VÍCTIMA DE LA INTIMIDACIÓN
Para
empezar a solucionar el problema, se recomienda:
·
Hablar
en detalle con el hijo o hija sobre los incidentes
·
Establecer
un lazo de empatía
·
Controlar
el impulso protector de padre
·
Reportar
los incidentes a la escuela
Para
evitar empeorar el problema, se recomienda:
·
No
criticar o culpar al hijo por haber sido víctima de la intimidación.
·
No
fomentar represalias físicas.
·
No
contactar a los padres del estudiante que intimidó a tu hijo o hija.
INTIMIDACIÓN
CIBERNÉTICA
La
tecnología se ha convertido en el nuevo frente de la intimidación escolar. La
ciber-intimidación consiste en mensajes malintencionados, vulgares o amenazantes
a través de correos electrónicos, mensajes de textos sitios de redes sociales o
salas de chat. Aunque en estos casos los ataques no son físicos, la
intimidación puede ser igualmente dañina.
Para
afrontar la ciber-intimidación, se sugiere que los padres:
· Aconsejen
a sus hijos a no responder a dichos mensajes.
· Conserven
los mensajes e imágenes como pruebas.
· Notifiquen
a la escuela sobre el problema.
· Contacten
a la policía si la ciber-intimidación incluye actos como amenazas de violencia,
extorsión, hostigamiento o delitos de odio.
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